19-01-2010
por : Mónica Heinrich V.
Lo vivido el domingo a las 17:20 en la sala 10 del Cine Center no tiene más que un nombre: El horror, diría el personaje de Marlon Brando en Apocalipsis Now.
Hasta el momento, a excepción de unos cuantos exabruptos (léase Historia de vino, singani y alcobas) he tratado de dirigirme al cine nacional con cariño cómplice nacionalista y claro, la comprensión que me debe inundar ante las limitaciones que sufre cualquiera que desea hacer una película en este país.
No obstante, mi opinión fue siempre sincera. En algunos casos donde no llegábamos al horror, pero tampoco a la palabra “bueno”, decidí omitirla y créanme, he visto casi todos los filmes nacionales que han salido en los últimos 10 años y hay poco que rescatar.
En este caso, En busca del paraíso tiene que ser la película que cualquier aspirante a cineasta debe mirar para hacer exactamente lo contrario.
Y me da pena, porque conozco a parte del equipo técnico, y a algunos actores, e incluso puedo decir que las personas involucradas parecen gente de buenas intenciones, con ganas de contribuir a la alicaída industria cinematográfica boliviana.
Pero señores, eso no basta.
Para empezar, deberían corregir los créditos. Auspicio o Auspician no lleva acento en ninguna parte.
La idea es bastante simple: Por un lado están un grupo de chicas que se fueron a España a buscar mejor vida, y por otro, las “aventuras” y “desventuras” del hermano de una de estas muchachas, que está esperando completar los trámites para irse a España también.
La producción de la película duró un año y tres meses y fue rodada en 45 días: 30 en Santa Cruz y 15 en Madrid.
Con un tono ñoño y muy superficial, abordan la problemática que aqueja a miles de compatriotas, acompañado por un elenco lleno de nombres conocidos (Verónica Larrieu, Vivian Colombo, Vivian Donoso, Elina Laurinavicius, el infaltable Elías Serrano y otros) pobremente dirigidos, unos planos que te hacían desear alcanzar la muerte atragantándote con una pipoca, y un “todo” general que bordea lo malo malo malo, y agrede al buen gusto.
Está el personaje “abnegado” de Verónica Larrieu (quien resulta lo menos malo a nivel actoral) que no tuvieron mejor idea que mostrarla caminando por las calles de Madrid INFINIDAD DE VECES, con una musiquita de fondo que le daba aire ochentero, como para que nos quede claro que esas escenas las filmaron en la madre patria. Similar tortura ocurre con otros personajes, será frecuente el paseo por las calles, la musiquita de fondo y el slow motion.
Cuando pensás que ya viste lo peor, llega la propaganda para una cooperativa y una línea área. Debo confesar que esas dos escenas por sí solas hacen que el asunto valga la pena, si pensaba que en El Ascensor se les había ido la mano con el tema de las marcas, aquí directamente hacen un casi paréntesis para largarte como medio minuto de descarada publicidad...y digo que hacen que valga la pena, porque creo que JAMAS volveré a ver algo parecido en cine, y esas experiencias surrealistas se agradecen por el momento de hilaridad ofrecido.
Al estar dividida en lo que sucede en España y lo que sucede en Bolivia, En Busca del Paraíso transita entre los personajes de aquí y de allá, desgraciadamente el montaje tampoco ayuda a contar una historia que amén de las buenas intenciones, adolece de todos los clichés de este pueblo, se impregna de ese algo que tienen algunas películas nacionales y que se asemeja a un sketch de Chaplin o Tralala y encima pretende conmover.
Estéticamente no existe nada para rescatar, absolutamente nada, no sé si se tomaron la molestia siquiera de hacer corrección de color, pero si lo hicieron no se nota. Me encuentro algo consternada porque creo que hasta Safipro le ponía más empeño en sus producciones para televisión. Luces, foto, edición, estoy tratando de pensar qué rescatar y no encuentro nada.
Situaciones inverosímiles, que buscan ponerle el toque humorístico y que seguramente encontrarán eco en alguna parte de la platea, no consiguen redondearse. Las tan publicitadas escenas eróticas daban pena ajena, yo sólo pensaba: “Ay mamita, tapate”, no por puritanismos…sino porque no funcionaba. No daba.
El mismo Paz Padilla (guionista y uno de los directores) ha recalcado que su intención estaba lejos del cine arte, o de cuidar planos, también dijo que lo único que deseaba era plantear la interrogante del por qué nuestros compatriotas emigran hacia España, y hacer accesible el producto para todo público.
Lo primero ha sido cumplido con creces, pocas películas están tan años luz del cine arte como ésta…La interrogante no ha sido cumplida a cabalidad tampoco. El argumento es tan infantil que poco puede rescatarse como reflexión social, quizás su único logro (no desdeñable) es que es accesible para todo público.
Cuando el final llegó, yo estaba a punto de cavar un túnel tratando de escapar. La sala estaba llena, y cualquier intento de huída era prácticamente imposible. Una vez aparecieron los créditos, pude levantarme, alejarme de ese infierno y buscar el paraíso…cualquier lugar lejos de ahí.
LO MEJOR: Cuando podés irte.
LO PEOR: Tantas cosas
LO MAS FALSETE: Tantas cosas, es difícil elegir.
LA ESCENA: la de las publicidades
EL MENSAJE MANIFIESTO: El paraíso no existe
EL MENSAJE LATENTE: No busqués el paraíso
EL CONSEJO: Run, Lola, Run
LA PREGUNTA: ¿habrá otra igual?
1 comentario:
Genial la crítica, totalmente de acuerdo, este es el peor bodrio que vi en la vida, una pena que sea nacional.
Esta peli es tan mala, que llega ser más obscena que una porno.
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